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Mensaje de D. Ciriaco con motivo de la Jornada de responsabilidad en el tráfico

Mensaje de D. Ciriaco con motivo de la Jornada de responsabilidad en el tráfico <h1 class="title entry-title" style="text-align: center;">&iquest;QU&Eacute; LUZ TE CONDUCE?<br />LA FE TE RESPONSABILIZA AL VOLANTE</h1> <p style="text-align: center;"><strong><br />Mensaje con motivo de la</strong></p> <p style="text-align: center;"><strong>Jornada de Responsabilidad en el Tr&aacute;fico 2013</strong></p> <p style="text-align: center;"><strong>[7 de julio de 2013, fiesta de san Crist&oacute;bal]</strong></p> <p style="text-align: justify;"><br /> Queridos amigos:<br /> <br /> Desde la Comisi&oacute;n Episcopal de Migraciones, de la que forma parte el Departamento de Pastoral de la Carretera, os hacemos llegar nuestro saludo afectuoso a todos aquellos que hab&eacute;is hecho de la carretera vuestro&nbsp;modo de vida: camioneros, taxistas, conductores de autobuses y autocares, viajantes, conductores de ambulancias, bomberos, polic&iacute;a de tr&aacute;fico,&nbsp;cofrad&iacute;as de san Crist&oacute;bal, asociaciones de transportistas y un sinf&iacute;n de&nbsp;personas que cada d&iacute;a pas&aacute;is mucho de vuestro tiempo al volante; sin&nbsp;olvidar, por ello, a todos los que, para ir a su trabajo tienen que desplazarse; que la paz y la bendici&oacute;n del Se&ntilde;or est&eacute;n siempre con vosotros.<br /> <br /> Estamos en el ecuador de la celebraci&oacute;n del&nbsp;<em><a href="http://iglesiaactualidad.wordpress.com/ano-de-la-fe/">A&ntilde;o de la fe</a></em>, que el Santo Padre Benedicto XVI promulg&oacute; para toda la Iglesia. Por eso, creemos que&nbsp;la Jornada de Responsabilidad en el Tr&aacute;fico, que celebraremos el pr&oacute;ximo 7 de julio con motivo de la fiesta de San Crist&oacute;bal, no puede sino&nbsp;hacer referencia a la fe.&nbsp;El lema elegido para la Jornada de este a&ntilde;o es una pregunta que espera de todos nosotros una respuesta personal:&nbsp;<em>&iquest;Qu&eacute; luz te conduce?</em>&nbsp;Si somos creyentes, la respuesta no puede ser otra que la luz de la fe.<br /> <br /> Muchos veh&iacute;culos llevan objetos o signos religiosos: rosarios, medallas, estampas, imanes con la imagen de la Virgen o de san Crist&oacute;bal. Es tambi&eacute;n frecuente que al ponernos al volante hagamos la se&ntilde;al de la<br /> ruz o recemos alguna oraci&oacute;n. Y hay personas que, al adquirir un nuevo&nbsp;veh&iacute;culo, lo llevan a que lo bendiga el sacerdote. El d&iacute;a de San Crist&oacute;bal,&nbsp;patrono de los conductores, ser&eacute;is muchos los que pasar&eacute;is con vuestros veh&iacute;culos delante de la imagen para recibir la bendici&oacute;n. Digamos&nbsp;que, para muchas personas, su veh&iacute;culo es como un peque&ntilde;o santuario.&nbsp;<br /> <br /> &iquest;Qu&eacute; luz te conduce? A la vista de los hechos anteriores, la contestaci&oacute;n ser&iacute;a que nos conduce la luz de la fe. Esa fe que nos hace ver la huella de Dios &laquo;en las largas rutas, que como caballeros del volante recorremos, nos ponemos en contacto con la naturaleza, y al pasar de las cumbres a los valles somos testigos de las bellezas que ha ido sembrando el Creador&raquo; [1] y que tan bellamente expresa el salmo 8: &laquo;Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. &iquest;Qu&eacute; es el hombre para que te acuerdes de &eacute;l?&raquo;. El salmo nos lleva de la contemplaci&oacute;n a la alabanza: &laquo;&iexcl;Se&ntilde;or, Dios nuestro, qu&eacute; admirable es tu nombre en toda la tierra!&raquo;.<br /> <br /> Junto a las obras del Creador, &laquo;os acompa&ntilde;a tambi&eacute;n la Iglesia. &iquest;No os lo dicen los indicadores religiosos que contempl&aacute;is al borde de la carretera?&nbsp;Eleven vuestro esp&iacute;ritu los templos con sus campanarios, que caracterizan&nbsp;los pueblos y ciudades que veis desfilar en vuestro recorrido&raquo;, dec&iacute;a Pablo&nbsp;VI a los camioneros espa&ntilde;oles [2].</p> <p style="text-align: justify;"><br /> Se dice de Jes&uacute;s que &laquo;recorr&iacute;a todas las ciudades y aldeas, ense&ntilde;ando, en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y dolencia&raquo; (Mt 9, 35). Os invitamos a todos los conductores cristianos a&nbsp;que se&aacute;is portadores de la buena noticia del evangelio (cf. Hch 8, 4) viviendo&nbsp;&laquo;la alegr&iacute;a de la fe&raquo; [3]&nbsp;y siendo muy conscientes de que es el Se&ntilde;or mismo&nbsp;quien nos env&iacute;a al mundo entero a proclamar el Evangelio a toda la creaci&oacute;n&nbsp;(cf. Mc 16, 15).<br /> <br /> La nueva evangelizaci&oacute;n nos necesita a todos. &laquo;Transmitir o comunicar la fe consiste, fundamentalmente, en ofrecer a otros nuestra ayuda, nuestra&nbsp;experiencia como creyentes y como miembros de la Iglesia, para que ellos,&nbsp;por s&iacute; mismos y desde su propia libertad, accedan a la fe movidos por la gracia de Dios&hellip; Es la t&aacute;ctica que Jes&uacute;s us&oacute; con los disc&iacute;pulos de Ema&uacute;s: di&aacute;logo,&nbsp;relaci&oacute;n y conocimiento, comuni&oacute;n e Iglesia&raquo; [4]; una t&aacute;ctica de permanente&nbsp;validez.<br /> <br /> Sabemos que, por esos caminos de Dios, hay much&iacute;sima gente buena que, guiados por la luz de la fe, diariamente se ponen al volante para acudir a los&nbsp;m&aacute;s variados trabajos y lugares de descanso, con responsabilidad, dando&nbsp;con ello testimonio de fe, sin avergonzarse de nuestro Se&ntilde;or (cf. 2 Tim 1, 8).<br /> <br /> El lema de la Jornada de este a&ntilde;o tiene una segunda parte: La fe te responsabiliza al volante.&nbsp;No es nuestra intenci&oacute;n ser unos moralizantes aguafiestas; pero queremos apelar con fuerza a vuestra responsabilidad personal cuando os&nbsp;pon&eacute;is al volante. As&iacute; lo hace el<em>&nbsp;</em><em>Catecismo de la Iglesia Cat&oacute;lica</em>&nbsp;cuando&nbsp;afirma que &laquo;cada cual es responsable de su vida delante de Dios, que se&nbsp;la ha dado. &Eacute;l sigue siendo su soberano due&ntilde;o. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la&nbsp;salvaci&oacute;n de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios&nbsp;de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella&raquo; [5].<br /> <br /> No podemos olvidar que la vida del hombre es sagrada, y que este car&aacute;cter sagrado de la persona humana, unido al mandamiento evang&eacute;lico del amor, &laquo;no engendran solamente relaciones objetivas de fraternidad&nbsp;entre los hombres, sino que tambi&eacute;n hacen responsables a los cristianos&nbsp;ante Dios. A esta luz los cristianos han de ver y juzgar las faltas de la&nbsp;circulaci&oacute;n&raquo; [6].<br /> <br /> Es consolador para todos nosotros poder constatar que en toda la geograf&iacute;a espa&ntilde;ola, a&ntilde;o tras a&ntilde;o, est&aacute;n disminuyendo los accidentes y las muertes por accidentes. Seguramente que a ello contribuyen las campa-&ntilde;as de sensibilizaci&oacute;n de la DGT y de la CEE y, c&oacute;mo no, la mejora de las&nbsp;carreteras y de los veh&iacute;culos, as&iacute; como el carn&eacute; por puntos y los radares,&nbsp;que, aunque solo sea por miedo a la sanci&oacute;n, nos hacen m&aacute;s prudentes.&nbsp;Sea por los motivos que sea, hay que alegrarse por ello, aunque nos duela en el alma cada una de las v&iacute;ctimas que siguen produci&eacute;ndose.<br /> <br /> A pesar del descenso notable de los siniestros en carretera, sigue siendo v&aacute;lida la denuncia de P&iacute;o XII, cuando ya en 1955 dec&iacute;a: &laquo;&iquest;Qui&eacute;n no ha sentido la preocupaci&oacute;n del gran n&uacute;mero de accidentes de que son teatro las&nbsp;carreteras?&raquo; [7]. Y a&ntilde;os m&aacute;s tarde, Pablo VI afirmaba que &laquo;demasiada sangre se vierte cada d&iacute;a en una lucha absurda con la velocidad y el tiempo&raquo; [8].<br /> <br /> La fe te responsabiliza al volante reza el lema de la Jornada de este a&ntilde;o. Haci&eacute;ndolo nuestro, os invitamos a todos a reavivar la fe en el Dios de la vida (Lc 20, 38) y amigo de la vida (Sab 11, 26), que no solo nos proh&iacute;be matar (&Eacute;x 20, 13), sino que nos manda amar al pr&oacute;jimo como a nosotros mismos (Mc 12, 31). Por eso, &laquo;la prudencia y el respeto a las normas que regulan el tr&aacute;fico son virtudes que deben figurar en el carn&eacute; del conductor&raquo; [9].</p> <p style="text-align: justify;"><br /> En no pocas ciudades y pueblos de nuestra geograf&iacute;a, durante estos d&iacute;as de julio, promovido por las cofrad&iacute;as de san Crist&oacute;bal o asociaciones de transportistas, son muchos los conductores, profesionales o no, que os reun&iacute;s festivamente para participar fraternalmente en la santa Misa, asistir a la bendici&oacute;n de los veh&iacute;culos y almorzar juntos. Nos unimos de coraz&oacute;n a la alegr&iacute;a de la fiesta del santo patrono, pero no olvidamos las dificultades por las que muchos profesionales de la carretera est&aacute;is pasando debido a esta crisis que no parece tener fin.<br /> <br /> A todos y a cada uno de los conductores, juntamente con vuestras familias, pero de modo especial a los profesionales del volante, os tenemos muy presentes con &laquo;vuestros gozos y esperanzas, con vuestras tristezas y angustias&raquo; [10], ante la sant&iacute;sima Virgen Mar&iacute;a, tan cercana en las familiares advocaciones de vuestra ciudad o pueblo.<br /> <br /> Que ella, santa Mar&iacute;a del Camino, nos acompa&ntilde;e y gu&iacute;e en todos nuestros desplazamientos. De coraz&oacute;n os deseamos unas felices fiestas de San Crist&oacute;bal 2013, y con todo afecto os bendecimos en el Se&ntilde;or.</p> <p style="text-align: center;"><strong>&#10016;&nbsp;CIRIACO&nbsp;BENAVENTE&nbsp;MATEOS</strong></p> <p style="text-align: center;"><strong>Obispo de Albacete</strong></p> <p style="text-align: center;"><strong>Presidente de la Comisi&oacute;n Episcopal de Migraciones</strong></p> <p><br /> ___________________</p> <p>&nbsp;</p> <p>[1]&nbsp;Pablo VI,&nbsp;<em>A los camioneros espa&ntilde;oles</em>, septiembre de 1968.<br /> <br /> [2]&nbsp;<em>Ib&iacute;d.</em><br /> <br /> [3]&nbsp;Juan Pablo II,&nbsp;<em>Catechesi tradendae</em>, cap. VIII.<br /> <br /> [4]&nbsp;XCVII Asamblea Plenaria de la CEE,&nbsp;<em>Orientaciones pastorales para la coordinaci&oacute;n de&nbsp;la familia, la parroquia y la escuela en la transmisi&oacute;n de la fe</em>, EDICE, Madrid 2013, n. 10.</p> <p>[5]&nbsp;<em>Catecismo de la Iglesia Cat&oacute;lica</em>, n. 2280.<br /> <br /> [6]&nbsp;Obispos Belgas,<em>&nbsp;</em><em>La moral de la circulaci&oacute;n en la carretera</em>&nbsp;(1966).<br /> <br /> [7]&nbsp;P&iacute;o XII,<em>&nbsp;</em><em>Al Congreso Mundial de la Federaci&oacute;n Internacional de Carreteras</em>&nbsp;(2.X.1955).<br /> <br /> [8]&nbsp;Pablo VI,<em>&nbsp;</em><em>A los participantes en el Di&aacute;logo Internacional sobre la Moral en la Carretera</em>&nbsp;(octubre de 1965).<br /> <br /> [9]&nbsp;Pablo VI,&nbsp;<em>A los camioneros espa&ntilde;oles,</em>&nbsp;septiembre de 1968.<br /> <br /> [10] Concilio Vaticano II,&nbsp;<em>Gaudium et spes</em>, n. 30.</p>
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