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Taizé recuerda el primer aniversario del asesinato del hermano Roger

Taizé recuerda el primer aniversario del asesinato del hermano Roger <p align="justify">Al atardecer del 16 de agosto pasado, el cielo de Taizé se cubrió de sangre. Una rumana de 36 años se acercó al fundador de esta comunidad ecuménica, Roger Schutz, al término de la oración vespertina en la Iglesia de la Reconciliación, y le apuñaló tres veces. El hermano Roger, de 90 años, cayó al suelo ante casi tres mil jóvenes que habían acudido al templo para participar en la oración, y murió poco después. Posteriormente, su asesina aseguró que no pretendía acabar con la vida del religioso, sino sólo llamar la atención. </p><p align="justify">Y a fe que lo consiguió. Un año después, la vida en la comunidad ecuménica continúa su curso. Como todos los veranos, miles de jóvenes católicos, luteranos, ortodoxos y del resto de confesiones cristianas continúan peregrinando hasta el monasterio, situado al este de Francia, para encontrar las «fuentes de la fe», siguiendo el espíritu de unidad y reconciliación propuesto desde 1940 por el hermano Roger. </p><p align="justify">La conmemoración de la pérdida del fundador de Taizé estará marcada por la misma sencillez que estuvo presente en todos los momentos de la vida del religioso suizo. Así, su sucesor al frente de la comunidad, el hermano Alois, ha dispuesto la celebración de una eucaristía al atardecer de este miércoles en la misma Iglesia de la Reconciliación, en la que participarán los jóvenes que, procedentes de más de 60 países, se encuentran en Taizé.</p><p align="justify">&nbsp;<strong>Origen de Taizé<br /></strong> Roger de Taizé nació el 12 de mayo de 1915 en Jura (Suiza). Hijo de un pastor protestante, desde su primera infancia fue acogido en casa de su abuela. En 1940, recién ordenado pastor, realizó un viaje en bicicleta por la Francia ocupada por el régimen nazi. Una noche, llegó a una aldea de la Borgoña situada junto a la línea que dividía la Francia de Vichy de la ocupada por Hitler. La aldea se llamaba Taizé. </p><p align="justify">En aquel lugar levantó una comunidad abierta a miembros de todas las iglesias cristianas, sin hacer distinción entre luteranos, calvinistas, evangélicos, ortodoxos o católicos. Junto a su hermana, Roger se instaló en una casa abandonada, acogiendo en la misma a judíos, refugiados políticos y desertores del Tercer Reich. </p><p align="justify">Desde 1944, momento en que el hermano Roger regresó a Taizé tras su expulsión, en 1940, por el régimen nazi, varias personas comenzaron una vida en común en la localidad francesa. Durante la Pascua de 1949, se comprometieron juntos para toda la vida en el celibato, la vida común y la sencillez de vida. Había nacido la comunidad de Taizé, que hoy reúne a un centenar de hermanos de diversos credos cristianos y procedentes de una treintena de países. Siguiendo el estilo del hermano Roger, desde finales de los años cincuenta varios hermanos de la comunidad comenzaron a vivir en lugares especialmente castigados por la miseria y la violencia, con el objetivo de estar al lado de las personas que más sufren y de ser testimonios de paz. Los hermanos no aceptan regalos ni donativos por su misión.</p><p align="justify">&nbsp;En la actualidad, Taizé acoge cada año a miles de personas de todos los credos en busca de una experiencia mística y de una espiritualidad sin fronteras. Cuando le preguntaban sobre los orígenes de Taizé, Roger siempre recordaba a su abuela, una mujer protestante que en los peores días de la I Guerra Mundial iba cada tarde a rezar a una iglesia católica como símbolo de unidad en una Europa dividida por la contienda. </p><p align="justify">Tras el asesinato del hermano Roger, los miembros de la comunidad de Taizé emitieron un comunicado en el que, tras reconocer que «experimentamos un sentimiento de injusticia, incluso de desesperanza», realizaban un llamamiento a «reaccionar con la paz. El hermano Roger nunca dejó de insistir en ello. La paz pide un compromiso de todo el ser, en nuestro interior y fuera. La paz reclama toda nuestra persona». </p><p align="justify"><strong>Recuerdo en Colonia</strong><br /> La muerte del hermano Roger coincidió con la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia. Muchos de sus participantes habían acudido, en alguna ocasión, a los encuentros ecuménicos de Taizé. Debido a su estado de salud, Roger Schutz no pudo desplazarse a Colonia, aunque escribió una carta a Benedicto XVI mostrando su cercanía a los presentes. </p><p align="justify">Nada más conocerse su asesinato, el Pontífice recordó el testimonio y la experiencia del hermano Roger, solicitando a los jóvenes de Colonia «escucharlo, prestar atención a su ecumenismo vivido espiritualmente y dejarnos guiar por su testimonio hacia un ecumenismo interiorizado y espiritualizado». Un año después, el espíritu del hermano Roger continúá vivo en Taizé, y en todos los que creen en la importancia del diálogo y el trabajo para alcanzar nexos de unión entre las distintas confesiones cristianas.</p>
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