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Segunda etapa: adaptación a la nueva realidad (1968-1986)

Esta nueva etapa se inicia con los primeros años del episcopado de D. Ireneo, y la creación de la parroquia de Nuestra Señora de la Estrella 1970, en el barrio del mismo nombre. Estos años supondrán un proceso de transición, al hilo de los trámites para la segregación parroquial, que llevaría a la parroquia a nuevos planteamientos de respuesta pastoral a otras necesidades, marcadas sobre todo por la nueva barriada del Polígono de San Antón que se está construyendo y repoblando con bastante rapidez.

Producida la segregación de la nueva parroquia, la parroquia del Buen Pastor centra su mirada hacia el nuevo barrio que esta construyéndose y en constante crecimiento. Una nueva realidad parroquial comienza configurarse, que encuentra su momento más significativo con el traslado del templo parroquial al centro del Polígono de San Antón. Este hecho constituye un hito significativo en la vida parroquial, marncando dos periodos diferentes: uno hasta octubre de 1979 de continuidad con la etapa anterior permaneciendo en la Casa de Misericordia, y otro ya en el nuevo templo, intentando responder a la nueva realidad. 

En lo político coincide con los últimos años del régimen de Franco y los años de la transición hacia la democracia. En lo eclesial son los años del episcopado de D. Ireneo y los primeros de D. Victorio Oliver. Un período de convulsiones políticas y eclesiales, que no afectó directamente a la vida propiamente parroquial. 

La persona destacada seguirá siendo D. José, su impronta emprendedora, en contra de las posibilidades, su carácter introvertido y poco comunicativo, hacía que él emprendiera todas las acciones pastorales, ayudado siempre por un grupo de colaboradores; un fruto de su dedicación es la construcción del nuevo templo parroquial. 

De la misma manera que el Régimen iba desvaneciéndose y dando paso a la incipiente vida democrática, la pastoral parroquial iba despojándose de las formas de apostolado de la etapa anterior para aflorar ya en el último año, con la llegada de D. José Luis Miranda Alonso, un estilo de pastoral diferente, en línea conciliar de corresponsabilidad de los laicos, marcada claramente por la constitución de la llamada Junta de Economía Parroquial en 1985, así como las primeras programaciones pastorales de los cursos 84-85 y 85-86.

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