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El Templo

Se encuentra contraído en la parcela III-16 del Polígono de San Antón, que fue adquirida al Instituto Nacional de la Vivienda en escritura de compraventa firmada el 22 de Febrero de 1077 por 1.500.000 pesetas y que aparece descrita como: “Parcela de terreno de forma irregular en el termino municipal de Albacete, al sitio denominado Polígono de San Antón, con una superficie según plano de 1.844,97 m², que linda al Norte: Parcela II-4 y caseta de Trasformación; al Sur: con paso peatonal que la separa de la parcela III-8; al Este: con fondo de saco; al oeste: parcela II- 10” . Hoy esta parcela esta limitada por las Calles José Baeza Espadas y Zurbarán. 

El proyecto del Centro Parroquial del Buen Pastor fue encargado por D. José Baeza, en calidad de cura párroco, al arquitecto diocesano D. Carlos Belmonte, quien describía el Centro de la siguiente forma: “El conjunto proyectado consta de tres núcleos independientes, aunque íntimamente relacionados entre sí, en los que se desarrollan las siguientes actividades del mismo:

  1. Templo Parroquial y Capilla Eucarística.
  2. Centro de Reuniones Parroquiales.
  3. Oficinas parroquiales y dos viviendas.”

Y lo concibió de forma orgánica: “Siendo el Templo y la Capilla Eucarística el fundamento del Centro parroquial, se sitúan ambos sobre el eje principal del solar (diagonal del ángulo recto que forman sus lados menores) queriendo reconocer con ello su máxima importancia y por su consideración de núcleo central, alrededor del cual se desarrollan las actividades del Centro de Reuniones (lado izquierdo entrando), y de las oficinas parroquiales y vivienda (lado derecha)”.

La altura creciente fue otro elemento que se conjugó en el proyecto: “Los volúmenes de Templo y Capilla se proyectan de altura creciente de la entrada al Presbiterio, marcando la máxima importancia del Altar y Sagrario. Este volumen se consigue por la especial forma de la cubierta (en el interior) que con una parte horizontal se inclina a la mitad de la nave logrando su mayor altura al fondo”.

Todo el conjunto respondía, según D. Carlos, a los siguientes planteamientos: “Fácil acceso de los fieles por calle Zurbarán a través del vestíbulo del templo, accesos protegido por un atrio o porche cubierto que se inicia en la calle en Proyecto; entrada lateral por un segundo vestíbulo, tanto al templo como a la capilla eucarística. Un templo capaz para asambleas numerosas y en las que se resolviese todas las exigencias de la liturgia comunitaria; un segundo ambiente, más reducido y devocional apropiado también cara las celebraciones más limitadas; creación de las celebraciones de la reserva habitual del santísimo Sacramento en lugar común a ambos recintos y que se sitúa en el plano vertical acristalado que constituye la separación de los dos altares. Que el conjunto parroquial esté presidido de una forma ostensible por el volumen ocupado por el templo”. El presupuesto económico, según proyecto, ascendía a 18.273.714,54 pesetas, para una superficie construida de 1.497,80 m².

El Sr. Obispo erigía canónicamente la nueva iglesia el sábado, 27 de octubre de 1979, y a las 6:30 de la tarde, del mismo día, procedió a la bendición del Centro parroquial y a la dedicación del Templo. En el nuevo templo se colocaron las imágenes propias de la parroquia: la imagen del Buen Pastor, talla en madera del escultor albaceteño Vicente Gaitano y la de la virgen de Fátima, talla en madera, del escultor valenciano José Díez López, ambas realizadas en los años cincuenta.

En el verano de 1994 se procedió a una modificación del templo sustituyendo la cristalera transparente que unía la Iglesia con la Capilla , por un muro de cerramiento, que independizaba ambos espacios y da más intimidad y recogimiento. Se procedió a la colocación de la gran vidriera de cemento en la parte superior de la Iglesia , realizada por los talleres Cervi de Madrid. Se procedió a la remodelación del presbiterio en la Iglesia y en la Capilla, destacando el nuevo diseño del altar de la iglesia y el frontal del sagrario, en las que intervino el sacerdote Félix Ibarbuchi Larrea, quien en los años siguientes decoró las celdas del confesionario con unos excelentes dibujos pirograbados.

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